El doctor Ariel ha fundado una institución al turista cuya misión consiste en proporcionar consuelo, iluminación y alegría a las personas desesperada, carentes desdicha y de fe. A las oficinas de esta extraña organización acude un día el anciano señor balboa en busca de auxilio. El y su mujer criaron a un nieto huérfano, a quien consistieron demasiado; sin embargo, siendo apenas un muchacho, es ya un caso perdido: jugador, juerguista, agresivo y ladrón, que incluso roba a sus propios abuelos. Una noche. Tras sorprenderlo forzando el cajón del escritorio, el abuelo “aun doliéndole en carne propia”, lo echa de la casa, de esto hacía ya veinte años; nunca regreso el muchacho se había embarcado como polizón en un carguero con destino a Canadá, donde se había vuelto contrabandista, estafador y mafioso, “un canalla profesional” , la abuela, que la adoraba, no sabe nada de ella. Y para mantenerle la ilusión, el señor balboa le escribe periódicos, cartas ficticias como si fuera del nieto, arrepentido ya, donde le cuenta la vida provechosa y feliz que está llevando. Según esto, tiene título de arquitecto, viajes, éxitos, fortuna; además, se ha casado con una muchacha encantadora.
Así pasa el
tiempo. Hasta que un día la abuela recibe un cablegrama donde el verdadero
nieto, en realidad un malhechon perseguido por la policía de varios países, le
anuncia su regreso a bordo del saturnia. Pero el barco naufrago y todos sus
pasajeros parecen. La abuela ignora esta última noticia. El señor balboa, para
continuar la farsa y no destruir al sueño de su esposa, quiere entonces que
esta institución le proporcione un falso nieto “el nieto de las cartas
hermosas, el de la alegría y de la fe”.
Los
encargados de realizar esa misión son el propio director de la oficina, quien
se hará pasar por el nieto Mauricio e Isabel, joven que ha estado a punto de
suicidarse y ha sido salvado por aquella asociación filantrópica. Ambos
formaron la pareja del nieto y su esposa. Llegado el momento de presentarla
farsa, preparada con extremo cuidado, esta es tan perfecta que convencen a la
abuela. Durante el desarrollo de la ficción, sin embargo, el falso Mauricio e Isabel
se enamoraron. De todos modos, la fingida visita toco a su fin y ambos se
preparan a partir.
Ocurre
entonces algo imprevisto. Aparece el verdadero nieto quien, para despistar a la
policía, en vez de viajar en el saturnia, lo hizo en otro barco, y llega
exigiendo del abuelo una elevada suma de dinero, o de lo contrario armara un
escándalo. Balboa se niega. El Mauricio fingió que le ordena marcharse. Todo se
realizó a espaldas de la abuela a quien desean ahorrar semejante decepción.
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