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miércoles, 19 de noviembre de 2014

El viaje de los Argonautas - Julián Martínez Vázquez

Gobernaba el Rey Pelias en Yolco, Grecia, un cruel rey que impuso su poder por medio de la violencia y traición. Se consideraba mayor que su hermano Esón (rey legítimo tras la muerte de su padre Creteo), solo por haber sido engendrado por el dios Poseidón y su madre, y por ello fue que encerró a su hermanastro en una pequeña casa en las afueras de la ciudad, custodiada por soldados. Al pasar el tiempo, Alcímeda, la mujer de Esón tuvo un hijo llamado Diómedes, a quien hicieron pasar por muerto para evitar que el malvado rey matase al verdadero heredero del trono.
Esón tristemente hizo que su hijo fuese llevado por Eufemia, una sirvienta de Alcímeda, junto al centauro Quirón, para que este cuidase de él y lo educara de la forma más noble hasta que sea joven y fuerte; y de esa forma regresar y reclamar el trono que le correspondía.
Al recibirlo, Quirón fue informado que sus padres no deseaban que la identidad del niño fuera divulgada por lo cual el centauro lo llamó Jasón.
Pasaron los años y Jasón era fuerte e inteligente, tanto que logró matar a una pantera que aterrorizaba el pueblo, al ver tal hecho, Quirón le contó su historia por lo cual Jasón al día siguiente se dirigió a Yolco a enfrentar al Rey Pelías y recobrar el trono que le pertenecía. Ya en Yolco el joven obtuvo la ayuda de la diosa Hera, esposa de Zeus, para llegar a su destino, ya que esta sentía un gran resentimiento con el Rey Pelías, quien brindaba y daba sacrificios a todos los dioses menos a ella.
Al encontrarse Pelia y Jasón, en una playa donde se disputaba una fiesta en honor al rey, tuvieron una charla estresante aunque el rey se comportó tranquilo solo porque se encontraban reyes de distintas localidades vecinas y demás, lo cual favoreció a Jasón.
Al dia siguiente el joven se reencontró con sus padres quienes se encontraban felices de su regreso y temerosos por las represalias que podía tomar Pelias, y más aún cuando fué llamado ante el rey. Ya allí, Pelías le informó que la única manera de recuperar su trono era ir en busca del vellocino de oro, que se encontraba en la Colquide, Lejos de su hogar, por el cual para llegar a su destino deberían navegar por cientos de pueblos, ciudades y poder afrontar todos sus peligros, Jasón ya conocía de memoria esa historia, sobre ese legado, por lo cual aceptó el reto sin pensarlo y dos mese después estaría ya zarpando del puerto Pagasas, junto a los más reconocidos héroes, que al enterarse de tal travesía no querían faltar, Argos , el famoso constructor de naves, Hércules con su fiel amigo Hilas, Tedlamón y Pelió, Idas, Linceo, Tifis, Polífemo, Etálida, Mopso, etc. Pero el último navegante en sumarse fue Acasto, el hijo del Rey Pelías, quien se sumaba al viaje para evitar los rumores de una trampa o arrebato haccia la nave, denominada Argonautas.
Ya comenzado el viaje pasaron por muchos peligros y obstáculos, como por ejemplo resistir la tentación de las mujeres de la isla de Lemnos junto con su reina Hipsípilas, que le ofrecían riquezas pero ocultaban el gran secreto de haber matado a todos los hombres de su ciudad por venganza, la pelea con los gigantes, el trágico fin del rey Cicico y la pelea con los macrieros, el secuestro de Hilas por una ninfa y Hércules que fue dejado en una isla, la pelea de Polux y el Rey Ámico, la ola gigante, Fineo y su castigo con las arpías, el terrible y temible Simplégades donde se encontraban dos rocas que chocaban unas entre sí, muerte de Tifis y Idmón, a pelea contra las enormes aves, el desierto, las sirenas, etc.
Ya llegados a la Colquide el Rey Eates no los recibió con amabilidad al enterarse cuál era su objetivo, ya que el vellocino de oro le pertenecía, pero al notar la valentía le propuso una prueba a Jasón que consistía en domar dos toros de bronce, y luchar contra soldados y sin más medida, Jasón lo cumplió pero con ayuda de Medea, la hija menor del Rey Eates, quien se enamoró perdidamente del joven tras haber sido encantada por el hijo menor de la diosa Afrodita a pedido de su madre la Diosa Hera.
Tras cumplir con esta prueba, Eates se negó a entregar el vellocino pero Medea por miedo a que su padre descubriera la traición, fue en busca de los Argonautas y así pudo entregarles el legado que tanto esperaban.
Obtenido el vellocino, los navegantes comenzaron su viaje junto a Medea, quien estaba protegida y amada por Jasón, pero al ser perseguidos por Apsirto, hermano de Medea, decidieron embocarlo donde Jasón asesinó a éste con ayuda de Medea, y así poder continuar.
El día tan esperado llegó al fin, los Argonautas regresaron a Yolco y con ellos el tesoro pedido por el Rey Pelias, pero este se negó a entregar su trono y se justificaba diciendo que Acasto también había ido a esa aventura y que poor lo cual también le pertenecía el trono, pero días mas tarde Pelias murió tras ser descuartizado por sus dos hijas al ser engañadas por la hechicera Medea, quien luego tuvo que escapar junto con Jasón a Corinto al ser perseguidos por Acasto y sus soldados. El trono quedó en manos de Acasto pero Pelias sufrió su propia crueldad.


domingo, 24 de agosto de 2014

Sin Rumbo – Eugenio Cambaceres



Transcurría el mes de Noviembre, época de primavera,  donde hombre y mujeres trabajaban esquilando ovejas, pero de una forma tan inexperta y cruel, que el patrón de los criados, Andrés, les reclamaba tal desfachatez.
Andrés era un joven de 20 años que estaba a cargo del manejo de las haciendas tras la muerte de sus padres, pero su edad tan corta no afectaba en nada su carácter, era un hombre sombrío, malhumorado y obstinado, de una mente tan enferma que cambiaba de un segundo su carácter y posición, pasaba de estar contemplando sus haciendas a encerrarse días completos en soledad, sin darle amor ni compasión a nadie ni siquiera amor por sí mismo.
Una noche, estando en el balcón de su cuarto comenzó a recordar pequeños momentos por los cuales había pasado, aquella primera infancia, su colegio de varones, el espíritu positivo del padre por transformarlo en un gran comerciante, la oposición y el cariño ciego de amor de su madre, sus viajes por el mundo, aquellos fracasos estudiantiles (carrera de derecho y medicina) por disfrutar los placeres del juego, el alcohol, las mujeres y la orgía, y esa obstinada sensación de no encontrarle sentido a nada lo llevo simplemente a descansar.
El día siguiente el joven se dirigió hacia el rancho de don Regino, empleado y capataz de su hacienda, pero al llegar encontró sola a la hija de este, Donata, una joven de ojos negros y cabello largo; y aprovechando tal situación la toma salvajemente haciéndose poseedor del cuerpo virgen de aquella joven. Donata avergonzada lo corrió  de su rancho de tal forma que Andrés se retiró de allí demostrando enojo y repugnancia, pero al mismo tiempo arrepentimiento.
Después de lo ocurrido regresó a su hacienda y mandó a preparar su carruaje, ya que estaba invitado a un evento esa misma noche, con el fin de festejar una donación que había realizado un viejo ladrón de vacas para la iglesia, y en donde estarían gran parte de la jerarquía de su pueblo.
Al llegar a este evento se encontró con grandes amigos, el Juez de Paz, comandantes, médicos, boticarios, maestros y  municipales que brindaron por ese festejo, pero que al mismo tiempo hablaron sobre temas de Buenos Aires y la creación de una comisión de vecinos para poder ofrecer apoyo a las escuela de los niños, comisión a la cual Andrés dejo impactado al negarse rotundamente y dejarles en claro que invertir plata en la educación era un desperdicio y con esto se dirigió nuevamente a su hacienda.
El tiempo pasaba y Andrés seguía haciéndose poseedor de Donata, ya que esta creía que su patrón la amaba pero él solo complacía sus instintos de hombre que en ocasiones se transformaban en un gran deseo por tenerla desnuda a su lado pero inmediatamente sentí asco y rechazo por la joven.
Ya había llegado el mes de Mayo, época de invierno, donde Andrés había mandado a alistar su carruaje porque se volvería a Buenos Aires ese mismo día, pero cuando se encontraba acomodando su valija Donata le informó con mucha tristeza que estaba en cinta, embarazada. Andrés confundido le dijo que no se preocupara, pero al despedirla de su cuarto se lamentaba y maldecía tal hecho, pero aun así se fue.
Ya en Buenos Aires se hospedo en el Hotel de La Paz y se dirigió hacia el Teatro Colón, donde estaba su gran amigo, el maestro Solari que estaba a días de su debut “Aida”, una ópera de compañía lírica italiana, que tenía como personaje principal una joven cantante llamada Marietta Amorini, que estaba casada con un conde de apellido Gorrini.
Amorini y Andrés fueron presentados por Solari, y al poco tiempo comenzaron un romance, romance que duró toda la temporada en la cual ella estuvo en Buenos Aires, pero algo había cambiado: Andrés al comienzo de esa aventura sentía una gran atracción por ella pero al poseerla por primera vez comenzó a sentir el mismo rechazo que una vez sintió por Donata, hasta que finalmente le envió una carta dejándola e informándole que se volvía a sus haciendas.
Pero realmente su regreso se daba por esa obsesión de pensar que su hijo ya había nacido, y la necesidad de conocerlo.
 Esa misma noche preparó nuevamente su valija y tomo un tren. Al llegar subió a su carruaje y se dirigió a la hacienda, pero en la mitad del camino recorrido surgió una gran tormenta que impidió que la carreta siguiera, porque un gran rio  se había formado. Obstinado, Andrés se sumergió al rio y logra llegar a la hacienda.
Al llegar lo recibió el mayordomo Villalba, empleado que se hacía cargo de todas las operaciones de la casa cuando él no estaba, y le informo que don Regino se iba y que era porque hace poco había fallecido su hija Donata cuando estaba dando a luz a una niña, niña que se había quedado a cargo de la partera doña Felipa.
Al enterarse de ello Andrés mando a buscar a su hija para hacerse cargo de ella sin pensar en lo que dijeran los demás.
Pasaron dos años y Andrea, su hija, era una hermosa niña de pestañas negras y ojos azules, que correteaba por todo el lugar y que tenía como nana a una tía de su padre, la Tía Pepa.
Andrés había cambiado su visión sobre la vida, amaba con todo el alma a su pequeña y buscaba todo el confort posible para ella, y además era la primera vez que se sentía vivo, pero algo sucedió, una noche la niña cayó enferma y le diagnosticaron crup, una enfermedad que al tercer día la mató.

Esa misma tarde, Andrés desorientado salió de la habitación de su difunta hija en busca de un cuchillo de caza. En el camino vio que uno de sus galpones era incendiado por la sombra de alguien que se venga y huye pero sin darle sentido alguno volvió al cuarto de Andrea, se sentó en una silla y se abrió la barriga en forma de cruz, pero al ver que su vida no acababa rápido, tomó sus tripas y se pegó un tirón que lo dejo sin vida alguna.