Una familia de americanos compuesta por señor (ministro de América) y la
señora Otis, su hijo mayor Washington, Virginia de 15 años y dos gemelos se
trasladan a pasar el verano a Inglaterra, después de haber comprado Canterville
Chase, pese a las advertencias de todo el mundo incluida la del propio Lord
Canterville de que se trataba de una propiedad embrujada. Un fantasma habitaba
la casa desde hacía 300 años, se trataba del alma culpable de Sir Simón de
Canterville. Vagaba por la casa tras desaparecer en circunstancias misteriosas
nueve años después de haber asesinado a su propia esposa junto a la chimenea
del salón, en cuyo sitio aparecía una y otra vez una curiosa mancha de sangre.
Pero los Otis, una familia moderna republicana, no harán caso a esas historias.
Sin embargo, nada más llegar a la casa, Mis Otis descubrirá con desagrado la
supuesta mancha de sangre, que manda inmediatamente limpiar (pero a ello la
mancha aparecerá repetidamente cada mañana) y esa misma noche, el fantasma hace
su aparición, despertando con el chirriar de sus cadenas a Sir Otis, que el
ofrece una botellita de engrasador, y a los gemelos que le lanza una almohada.
La imposibilidad y el descaro de los Otis les indignan y se siente obligado a
huir. Lleno de ira prepara su venganza, pero sus continuos planes fracasan ante
la sangre fría de Mis Otis, el ingenio de Washington y las fechorías de los
gemelos.
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