Había
una vez un muchacho llamado Santiago era pastor de ovejas, viajaba todo el
tiempo para vender la lana de estas, así conoció muchos lugares y gente. Un día
mientras descansaba en una vieja iglesia junto a sus ovejas tuvo un sueño el
cual ya lo había tenido, el no entendía su significado por ello mientras iba a
vender la lana de sus ovejas en Tarifa
fue en busca de una vieja gitana, le conto su sueño el cual hablaba de
un tesoro, esta le dijo que su tesoro
estaba en las pirámides de Egipto, ella no le cobro nada pero quería de décima
parte de su tesoro cuando lo encontrase. Santiago no conocía Egipto, mientras
estaba sentado en el banco de una plaza, se sentó junto a él un viejo rey, el
rey de Salem, este le dijo como llegar a Egipto si le vendía la décima parte de
sus ovejas, el muchacho lo hizo. El viejo también le dio dos piedras para
cuando el este confundido les pidiera ayuda (urim y tunim) el chico emprendió su
viaje hacia África. Allí le robaron todo su dinero, el siguió su camino en él
se encontró con una tienda de cristales, allí le pidió al mercader un plato de
comida a cambio de que él le limpiase algunos jarros. Se hicieron buenos amigos
ahí trabajo casi un año hasta que recaudo el dinero necesario para volver a su
casa cuando llego el día el decidió ir hasta Egipto y seguir su sueño. Santiago
se dirigía hacia el desierto, allí se encontró con un inglés que quería conocer
a un alquimista que se encontraba en el oasis de al-fallum. Cierto día llegaron
al oasis. Santiago conoció a Fátima desde el primer momento quiso casarse con
ella. Una noche el muchacho conoció al alquimista que el inglés tanto buscaba
este le ayudo a seguir su sueño y poder encontrar su tesoro, también les enseño
que él era capaz de convertirse en viento y le demostró que podía convertir el
plomo en oro, cuando Santiago llego a las pirámides comenzó en busca de su tesoro
pero no encontró nada y hasta le robaron nuevamente todo su dinero, de pronto
se apareció ante el el jefe de un ejército y le dijo: un hombre no puede ser
tan estúpido como para cruzar todo un desierto solo para buscar un tesoro que
se le apareció en un sueño. Le conto que él también había tenido un sueño que
decía que su tesoro estaba en una vieja iglesia en España, entonces el muchacho
entendió que su tesoro estaba allí, el regreso a España y finalmente encontró
su tesoro y luego fue en busca de Fátima su amada.
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