martes, 2 de diciembre de 2014

El alquimista



Había una vez un muchacho llamado Santiago era pastor de ovejas, viajaba todo el tiempo para vender la lana de estas, así conoció muchos lugares y gente. Un día mientras descansaba en una vieja iglesia junto a sus ovejas tuvo un sueño el cual ya lo había tenido, el no entendía su significado por ello mientras iba a vender la lana de sus ovejas en Tarifa  fue en busca de una vieja gitana, le conto su sueño el cual hablaba de un  tesoro, esta le dijo que su tesoro estaba en las pirámides de Egipto, ella no le cobro nada pero quería de décima parte de su tesoro cuando lo encontrase. Santiago no conocía Egipto, mientras estaba sentado en el banco de una plaza, se sentó junto a él un viejo rey, el rey de Salem, este le dijo como llegar a Egipto si le vendía la décima parte de sus ovejas, el muchacho lo hizo. El viejo también le dio dos piedras para cuando el este confundido les pidiera ayuda (urim y tunim) el chico emprendió su viaje hacia África. Allí le robaron todo su dinero, el siguió su camino en él se encontró con una tienda de cristales, allí le pidió al mercader un plato de comida a cambio de que él le limpiase algunos jarros. Se hicieron buenos amigos ahí trabajo casi un año hasta que recaudo el dinero necesario para volver a su casa cuando llego el día el decidió ir hasta Egipto y seguir su sueño. Santiago se dirigía hacia el desierto, allí se encontró con un inglés que quería conocer a un alquimista que se encontraba en el oasis de al-fallum. Cierto día llegaron al oasis. Santiago conoció a Fátima desde el primer momento quiso casarse con ella. Una noche el muchacho conoció al alquimista que el inglés tanto buscaba este le ayudo a seguir su sueño y poder encontrar su tesoro, también les enseño que él era capaz de convertirse en viento y le demostró que podía convertir el plomo en oro, cuando Santiago llego a las pirámides comenzó en busca de su tesoro pero no encontró nada y hasta le robaron nuevamente todo su dinero, de pronto se apareció ante el el jefe de un ejército y le dijo: un hombre no puede ser tan estúpido como para cruzar todo un desierto solo para buscar un tesoro que se le apareció en un sueño. Le conto que él también había tenido un sueño que decía que su tesoro estaba en una vieja iglesia en España, entonces el muchacho entendió que su tesoro estaba allí, el regreso a España y finalmente encontró su tesoro y luego fue en busca de Fátima su amada.

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