viernes, 28 de noviembre de 2014

FARENHEIT 451


 
 Montag trabaja como bombero en un mundo en el que los bomberos no se dedican a apagar incendios, sino a provocarlos. El propósito de los bomberos consiste en quemar libros, ya que éstos impiden que la sociedad sea feliz. Los libros representan el pensamiento, y el pensamiento conlleva angustia, sufrimiento; así que para evitarlo, se queman.

Al principio de la novela se presenta a Montag como un hombre feliz con su trabajo y con su vida. Sin embargo, todo esto empieza a cambiar con la llegada de un personaje,Clarisse McClellan es una chica de diecisiete años que ha crecido en una familia diferente, donde se ha dado pie al diálogo y al pensamiento. Ésta chica acompaña a Montag durante unos días en el trayecto hasta el metro y durante ese tiempo le hace plantearse cuestiones tan simples como si es o no feliz. Ella es una chica sencilla, a quien le gusta hacer cosas como pasear bajo la lluvia o recoger flores, algo que no es aceptado. a Montag le parece un ser extraño, algo loca, pero más tarde se da cuenta de la razón que tenía al plantearle esas cuestiones. A raíz de esto, empieza a pensar sobre su vida y se da cuenta de que en realidad él no es feliz, y la sociedad tampoco.

Mildred, su mujer, con quien lleva 10 años casado, representa la típica persona de esa sociedad. Sólo le interesan las tres pantallas de televisión de su casa, y poder hablar a través de ellas con su familia. Montag se da cuenta de que en realidad no siente nada por ella, a pesar de que ésta intenta suicidarse una noche con los somníferos, algo muy utilizado en una sociedad que sufre de insomnio.

Una noche, un chivatazo lleva a los bomberos hasta una vieja casa donde se esconde una biblioteca. Montag, decide guardarse un libro antes de que sean rociados con petróleo y todo empiece a arder. La dueña no sólo rehúsa salir de su casa, sino que es ella misma quien le prende fuego con una cerilla. Esto movilaza a Montag, y le hace pensar sobre el valor que deben tener esos libros para que una mujer sea capaz de morir por ellos, lo que no hace sino aumentar su curiosidad.

Algo más tarde, ya en su casa, Montag guarda el libro bajo la almohada e intenta entablar una conversación con Mildred, pero ella no está interesada. Finalmente, Montag le pregunta por Clarisse, a quien hace días que no ve, y ella le cuenta que ha muerto, atropellada por un automóvil, y que su familia se ha trasladado a otro lugar.

A la mañana siguiente, Montag no quiere ir a trabajar, y finge estar enfermo. Le pide a su mujer que llame a Beatty, su capitán, para decir que no irá a trabajar, pero Mildred se niega , porque sabe que no está enfermo.

Ese mismo día Beatty, le hace una visita a casa y le narra toda la razón de su profesión, que podría resumirse en ser «Guardianes de la Felicidad». Le cuenta que no fue el gobierno quien impuso que lo libros debían quemarse, sino que fue la sociedad quien dejó de comprarlos, de modo que no hubo ningún tipo de imposición por parte del gobierno, ni ninguna censura.Y así, cuando las casas fueron totalmente inmunizadas contra el fuego, a los bomberos se les adjudicó otro propósito: el de quemar.

Beatty le da a entender que sabe que tiene ese libro, pero considera que Montag volverá al redil, y le deja que ese día curiosee en el libro, para ver que no tiene nada de especial.

Cuando el capitán se marcha, se descubre que Montag guarda más libros aparte del que había escondido aquella noche, cerca de una veintena de ellos. Mildred se asusta mucho al verlos, y quiere quemarlos, pero Montag le ruega que espere a que los haya examinado sólo una vez.

Mientras examinan los libros, Montag comprende muchas de las cosas de las que le hablaba Clarisse, y recuerda una escena, un año atrás, cuando vio a un hombre viejo que ocultaba algo rápidamente bajo su chaqueta, un libro. Montag y el hombre, llamado Faber, entablan una breve conversación, y cuando se marcha el hombre le da a Montag su dirección.

Tras recordarlo, Montag decide hacerle una visita. Se lleva con él el libro que había robado la noche anterior, la Biblia, para tentar a Faber y le plantea al viejo profesor de literatura la necesidad de luchar para que los libros permanezcan sobre la ignorancia.

Diseñan un plan entre los dos para cumplir este objetivo. Faber planea contactar con un impresor desempleado y con varios académicos exiliados amigos de él. Le da a Montag un dispositivo para que se puedan mantener comunicados y seguir diseñando el plan.

De vuelta en casa, Montag se reúne con su mujer, y cuando llegan unas amigas de ésta, Montag explota al oír la forma de la que hablan de sus maridos y sus hijos y acaba recitándoles poesía de uno de los libros. Faber, que escucha todo gracias al dispositivo que había creado y que Montag lleva en la oreja, le recrimina lo que ha hecho, por poner en peligro su plan.

Esa noche en su turno, suena la alarma y Montag y el equipo se dirigen hasta la casa que hay que quemar. Cuando llegan al lugar, Montag ve horrorizado que la casa que hay que quemar es la suya propia. Llegan a tiempo para ver cómo Mildred sale de la casa y se marcha en un taxi, sin ni siquiera dirigirle la palabra a Montag. Ella y sus amigas son las que le han delatado.

Beatty obliga a Montag a ser él mismo quien queme su propia casa, y Montag no se opone, sino que lo hace como una liberación de todo aquello que la sociedad le ha impuesto. Al terminar, Beatty le comunica a Montag que está detenido y al descubrir el sistema de comunicación con Faber que lleva en la oreja, se dispone a encontrar también a su amigo. Enfurecido, Montag quema vivo a Beatty con el lanzallamas que lleva en sus manos y deja inconscientes a los otros dos bomberos, dándose cuenta después, de que en realidad Beatty había querido morir, y lo había conseguido provocándole y haciéndole enfurecer.

Sabiendo que la policía lo busca, Montag se dirige a casa de Faber, le da dinero para que pueda hacer con él algo bueno por la sociedad, y huye. En medio de su huida se da cuenta de que el país ha entrado en guerra aunque en la historia se desconoce contra quien. Montag llega hasta el río y después sigue las vías del tren, que le llevan hasta un pequeño grupo de hombres como él, fugitivos. Éstos, que son en su mayor parte académicos, le acogen con agrado y le enseñan su forma de mantener viva la cultura: memorizando los libros.

Mientras el grupo se aleja de la ciudad, se oyen venir a los aviones, que dejan caer bombas que destruyen por completo la ciudad. La historia termina, con Montag vagando con aquellos hombres, dejando al lector con la esperanza de que algún día el conocimiento supere a la ignorancia

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