Este libro cuenta la historia de un leñador,
que cortaba leña para poder mantener a sus tres hijas.
Un día el leñador encontró un árbol muy
grande, comenzó a hacharlo y en un momento, del tronco salió un gigante. Estaba
muy enojado porque el leñador había roto su casa.
El leñador asustado suplico al gigante que no le hiciera daño que
tenía tres hijas que mantener.
El gigante para entregarle su hacha le pidió a cambio que llevara a su hija
mayor al bosque.
El leñador no dudo y la llevo al bosque a su
hija mayor, al llegar el gigante invito a entrar a la muchacha y le dio a su
padre una moneda de oro.
Mientras la muchacha miraba la casa, el
gigante le dijo que tenía la comida servida. Al acercarse en el plato había una
oreja. La muchacha se espantó y decidió tirarla.
Al regresar, el gigante llama a la oreja y
ella le responde que la muchacha la avía tirado, el gigante furioso lleva a la muchacha al cuarto del fondo, tomo
el hacha y le corta la cabeza.
Al día siguiente el gigante engaño al leñador
y lo convenció de llevar a su otra hija, y a esta también le corta la cabeza
por mentirosa.
Al otro día el leñador llevo par el gigante a
su hija más chica porque extrañaba a sus hermanas.
El gigante también le da de comer la oreja,
pero antes de comerla, pensó en esconderla bajo su remera, al entrar el gigante
llama a la oreja y ella le responde que estaba en la barriga de la niña el
contento le dice que no se mueva de la barriga de su mujer.
Mientras el gigante salió la niña busco a sus
hermanas. Pero al no encontrara se dirige al cuarto prohibido, sobre una mesa
estaban las dos cabezas cortadas.
En una tinaja había un líquido la niña metió
su dedo, al sacarlo sintió que la herida se serró.
No dudo en unir las cabezas con
los cuerpos de sus hermanas y lavarlo con esas aguas, enseguida las dos
muchachas abrieron los ojos como si nada hubiera pasado.
Salieron corriendo las tres, con el hacha y
la tinaja de agua, al salir se
escondieron y esperaron que el gigante entrara al tronco y rosearon el agua en
el agujero del árbol y la corteza se serró y nunca más se abrió. Y allí quedo
el gigante
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